Por ese penal. Ese maldito penal. Muchos “decanos” insultaron, se acordaron de todo el árbol genealógico de Luciano Leguizamón que desperdició y del arquero Sebastián Bértoli que atajó ese disparo desde los 12 pasos mal cobrado en el último minuto del encuentro por el árbitro Pablo Díaz.
Por esa jugada, Guaraní Antonio Franco y Patronato igualaron 1 a 1 y terminaron amargando los festejos de los hinchas que coparon la cantina para rezar por un triunfo de los misioneros sobre el escolta que niega a rendirse en la lucha por el ascenso. Vale la pena aclarar por qué tanta frustración:
- El por qué 1: si Patronato perdía y se daba el triunfo sobre Sportivo Belgrano, Atlético podría haber logrado el ascenso en Mar del Plata si vencía a Unión y los paranaenses eran derrotados por Independiente Rivadavia de Mendoza en su estadio.
- El por qué 2: si Leguizamón convertía ese gol de penal, el triunfo de Guaraní Antonio Franco habría condenado al descenso al próximo rival del equipo dirigido por Juan Manuel Azconzábal. Los marplatenses, entonces, se jugarán una de sus últimas fichas de permanencia cuando enfrenten a los de 25 de Mayo y Chile. Por eso tanta amargura por parte de los simpatizantes que vieron el inicio del encuentro con caras bien largas.
El final del certamen será apasionante. Quedan tres fechas (nueve puntos en juego) y Atlético le sacó una diferencia de tres unidades a Patronato. Es un colchoncito importante que permite hasta un tropezón.
Pero los “decanos” se resisten a hacer cálculos, quieren que su equipo sigan sumando puntos en cada presentación en el duro camino que lleva a Primera.